Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto llevan consigo… Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: perdemos mucho tiempo al contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos... Suele pasar que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: “Su problema no es nada... ¡espere a que le cuente el mío!” Esto se llama “parálisis por análisis”, es un proceso de contemplación e inacción. ¡Mejor busquemos la solución!
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