lunes, 24 de octubre de 2016

YA - ¿Puede imaginarse a alguien poseedor de un gran tesoro, con el cual podría solucionar graves problemas de los más necesitados, pero por avaricia, egoísmo o por desidia, lo entierra en su jardín, y se lo guarda para él solo? Bueno, ese sería el caso de una persona sabia, que con mucho esfuerzo logró desarrollar su inteligencia, experiencia y sabiduría, pero no comparte o peor aún, no enseña a los más jóvenes toda esa riqueza que posee.

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