Desde que fui incrementando mis conocimientos sobre el ajedrez, empecé a comprender la profundidad y sus reales dimensiones, aprendí que en el ajedrez hay mucho más de lo que yo había sospechado o creído. Hay belleza, profundidad y pasión oculta, y muchas veces heroísmo y uno tiene la ilusión de crear una obra de arte, de viajar al mundo de la imaginación y traer una novedad nunca antes vista, que llene no solo nuestro ideal de belleza, sino que llegue al alma de otras personas.Utopía que le llaman. R. Díaz
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